Hambre.
Palabra poderosa.
Dos sílabas con una letra que no se pronuncia; ladina pero franca,
cínica pero directa. Su medida es relativa a quién la pronuncie,
pero es absoluta cuando pide ser satisfecha. El hambre es la ausencia
mezclada con emociones e instintos: la nada con significado. Es
derrotada con alimento pero luego reaparece. Nuestra vida depende de
ella, alerta fundamental, aunque se manifieste como la puerta de
ingreso a la entropía. El hambre es desequilibrio y tensión, no
podemos mantenernos ajenos a ella, no podemos conformarnos ante su
presencia.
Es un mecanismo del
cual se vale la vida para vivir.
En un ámbito
emergente, este mecanismo se manifiesta en nuestra inteligencia como
el desequilibrio que nos obliga a prosperar. Prosperidad definida en
función a las motivaciones e intereses de cada quién. El hambre se traslada de la biología a la sicología del hombre, opera
en los ciclos de conciencia de carencias y necesidades, motivación de superación,
acción en ello y satisfacción. El hambre vital tiene ciclos discontinuos y no circadianos.
El hambre fisiológica se
detiene solo en la muerte del organismo, el hambre vital puede
detenerse mucho antes. En la primera, el hambre nos hermana a todos,
todos somos iguales ante su omnipotencia. En la segunda, nos
diferenciamos a nivel fundamental: la fisiológica actúa siempre en
el presente, la vital existe en función a la comparación del
presente con futuro.
El Hambre en Chile.
Aplaudiendo los esfuerzos por elevar la calidad de vida, y que todos los chilenos tengan acceso pleno a los satisfactores de las necesidades básicas, me quiero enfocar en el hambre vital.
Para ello tomo prestado los resultados del último estudio del BAV (Brand Asset Valuator, publicado en Revista Capital #384), donde se clasifican a los chilenos en 07
tipologías: Reformadores (15%), Exploradores (13%), Exitosos (13%),
Simuladores (22%), Integrados (20%), Disconformes (5%) y Resignados
(12%).
Estos tipos se unen en tres grupos:
1.- Resignados y
Disconformes: personas que se mueven por sus carencias y viven
reaccionando a ellas. (17%)
2.- Simuladores,
Integrados y Exitosos: personas que se comportan orientados e
influenciados por su entorno. (55%)
3.- Exploradores y
Reformadores: se mueven por lo que ellos piensan o necesitan. (28%)
En el contexto de la
definición de “hambre vital”, el riesgo y la innovación son componentes esenciales, ya sea uno sicológico, social o económico: el cambio, el
reconocimiento y la posesión de bienes son grandes motivadores,
sobre ellos se mueven los emprendedores (de verdad), los inventores
(de verdad), los científicos (de verdad), los artistas (de verdad),
los deportistas (de verdad)...
1/3 de los chilenos
tienen hambre, verdadera, que requiere, no de migajas ni caridad, no necesita de comisiones ni gestiones, sino de desafío a la inteligencia y la temperancia. ¿Y el resto?, vive de las apariencias, se acomoda a la
situación, vive correctamente, de acuerdo a lo establecido o,
reclama y protesta esperando que otros cambien su status. En épocas
de bonanza, los 2/3 es arrastrado por 1/3, en épocas de vacas
flacas, el tercio sigue avanzando y el resto entra en depresión
porque se desnuda su anorexia vital que se reluce en la impotencia,
el pesimismo y la conformidad.
Tener hambre,
significa vivir en permanente desequilibrio, mantenerse insatisfecho, considerando que el futuro debería ser
diferente. No tenerla, implica vivir en equilibrio, a merced de la
inercia del tiempo que nos impone el devenir de nuestro organismo.
Cuántos queremos
vivir en desequilibrio y cuántos en equilibrio. En dónde esperamos
tomar los riesgos y en dónde no. No tener hambre vital implica vivir
muertos, a merced de nuestros instintos y pasiones, significa inhibir
la inteligencia y las emociones que nos convierten en mejores
personas.
El fuego vital que
imprime el hambre en la inteligencia y la acción que
derivamos de ella, parece ser exclusivo de algunos pocos elegidos.
Los que deciden morir en vida, aquellos que deciden vivir en el
presente a merced de un pulso ajeno y no controlable,
levantan barreras para mantenerse así y no actuar, los llena la
amargura y proyectan su crítica a la sociedad que no es otra cosa
que una crítica a ellos mismos. Lo interesante, es que mientras el
organismo está vivo, este zombie puede reactivarse y volver a ser humano.
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