En una colaboración con la Revista América Economía Perú, Tribal121, la agencia creativa de la que soy socio, ha venido desarrollando investigaciones y análisis de perfiles de consumidores por marca, enfrentando a dos de ellas en categorías de relevancia, como son la automotriz y la de tecnología: ¿Samsung Galaxy o I-Phone, Toyota o Hyundai?
¿Cuál es el poder de las marcas?, ¿son capaces de proyectar una imagen en aquellos que la usan?, ¿es diferente una persona dueña de un I-Phone a una de un Samsung Galaxy?, ¿en qué radica esa diferencia?. Si se tratara de un Toyota o un Hyundai de similares características, la discriminación de una u otra marca ¿vendría por su origen, sus prestaciones, la tradición familiar, el value for money, el prestigio, la garantía, la moda, el precio de reventa, el diseño? Las personas tiene acceso a una enorme oferta y, así, a la posibilidad de comprar el producto que mejor les parezca de acuerdo a sus gustos y recursos. Como si se tratara de un televisor o una computadora, este proceso se refleja en la afirmación de la personalidad. También podría mirarse desde el otro lado de la moneda: ¿y, si en vez que las personas eligieran a las marcas, ellas eligieran a sus compradores? Como el fenómeno de la semejanza de las mascotas con sus dueños, las marcas y las personas son el fiel reflejo una de otra. En un mundo hiperestimulado, con las personas hiperconectadas y con una capacidad limitada de atención, las grandes marcas resuelven el problema y logran representar lo que una persona quiere ser y proyectar. En esto radica la importancia de construir marcas sólidas y relevantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario