Proyectar el futuro es un buen ejercicio para comprender el presente. Consideremos un horizonte de un año. También los ámbitos a analizar, atrevámonos a hacerlo con tres: planeta, país, persona; las 3 P´s.
El Planeta. Existen tres fuerzas que pugnan y funden en la dinámica mundial: el avance del fundamentalismo musulmán, cuyas consecuencias son: el ascenso de la necesidad de gobiernos conservadores y nacionalistas en los países del primer mundo, el ascenso de Rusia como potencia en un contexto bélico mundial, la desaceleración china, su tracción en Latinoamérica y el resurgimiento norteamericano en lo económico y socio político. El 2016, será el año del temor y los movimientos retrógrados, de la cautela y de las acciones proteccionistas y reactivas en el mundo moderno.
El País. Giro a la derecha o hacia el proteccionismo: cada vez la inseguridad aumenta y el bolsillo se contrae, el temor se apodera de las decisiones. La tensión estará entre las políticas conservadoras o populistas, sobre todo en aquellos que quieren tercerizar sus responsabilidades y luego pedir ayuda. La economía del pago de deudas y del bolsillo corto será la que gobernará el consumo. Habrá angustia en algunos y ganas de patear el tablero en otros. Elecciones presidenciales 2016: mesianismo, populismo o conservadurismo, de ahí saldrá el ganador. El Fenómeno de El Niño será omnipresente.
La Persona. El temor es una mala consejera, la cautela es más sabia. Las soluciones se encontrarán en la sombra, allí donde la oportunidad y la capacidad se cruzan. ¿Cuál es la actitud frente a ello? Si no se hace nada, la entropía predominará: allí donde las humanidad falla, la física hace su trabajo. El mayor de los dones del ser humano es la capacidad de inventar el futuro y accionarlo desde el ahora procurando una travesía feliz.
En sociedades confundidas como la nuestra es necesario, imperativo, que la clase dirigente, la que realmente tiene la capacidad de cambiar las cosas, se exija mucho más, que lleve a nuevos niveles de compromiso su accionamiento y resultados. Es difícil pedir a quien vive en una zona de confort hacer un sacrificio semejante, pero es necesario. Para la persona de la calle la opción es mirar sus propias opciones, desarrollar sus habilidades, ser y hacer mejor las cosas, mirar cómo crecer y no cómo mantenerse. A riesgo de parece contra intuitivo, es el momento de tomar riesgos. La vida expectora a los temerosos y premia a los ganadores, aunque hayan perdido varias veces en el intento.
En el 2016 se dan todas las condiciones en Perú para imaginar y accionar un nuevo y mejor futuro.
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