¿Cómo nos
llevamos con nuestros hijos en el mundo digital? ¿Qué piensan ellos de
nosotros?
"Mi papá tenía Instagram y Twitter y cada vez que subía algo
respondía y corregía mis faltas de ortografía. Y, claro, no lo quería bloquear
porque es mi viejo. Al final entre toda la familia lo denunciamos y le han
cerrado la cuenta. Por pesado..." (Carla, 22 años)
Es evidente
la distancia y la ventaja que nos llevan, su lenguaje, su destreza y su capacidad
para aprender y adoptar nuevas tecnología nos abruma. Muchos intentamos llevar
el ritmo y, en ese entusiasmo, buscamos relacionarnos en su mundo.
Normalmente,
la intención la aplauden, pero el resultado es desastroso.
"Si hay algo que me avergüenza de mi papá es su tono de cel. Mira que
hay tonos para elegir pero se tuvo que descargar La Macarena. Cada vez que lo
llaman suena a todo volumen"
(Diana, 19 años)
Cada red social tiene códigos y lenguajes particulares, eso deberíamos
saberlo: Instagram es para fotos y una frase corta con varios hashtag; Facebook
para expresar opiniones u organizar eventos; Twitter para hablar en 140
caracteres, sobre asuntos específicos, casi editoriales; Snapchat para expresar
estados de ánimo pasajeros en imágenes y textos cortos.
"Resulta que mi papá ahora en lugar de enviarme mensajes escritos por
WhatsApp me los envía de voz, como hago yo con mis amigas. Un día me envió uno,
tenía el volumen alto y me llamaba 'Mimí', como hacía cuando tenía tres años.
Todo el mundo alrededor lo escuchó. Me puse roja". (Flavia, 18 años)
Y no se trata solo del mal uso de la red social, sino de los contenidos.
Muchas veces, con el afán de ser “buena onda”, metemos la pata hasta el fondo.
"El otro día estaba con mis amigas enseñándoles una foto en mi celu y
mi papá me envió un mensaje por Snapchat. Claro, mis amigas vieron que era mi
papá y quisieron ver el video. Lo tuve que poner y qué vergüenza, era él haciéndose
el tonto en la cocina". (Alejandra, 21 años)
También nuestro carácter sale a la luz. A veces queremos que las cosas se
hagan a nuestra manera cuando, en realidad, sus perfiles digitales son un territorio
donde ellos se manifiestan en libertad.
"Mi papá, que tiene Instagram, me sigue. El otro día subí una foto y
se puso a comentarla. Yo borraba los comentarios, pero él seguía. Hasta que me
puso: '¡Pero no borres los comentarios que soy tu padre!'. Lo bloqueé. Casi me
castiga". (Rosario, 19años)
Tribal121 desarrolló un estudio junto a Mattansaro Studios, con el objetivo
de intentar comprender la relación digital entre padres e hijos. Se realizó un
zoom en la relación entre papás e hijas. Algunos hallazgos adicionales:
72.2% de las hijas tienen agregados a sus papás en Facebook
29.5% los tienen agregados en Instagram
30.5% sienten que han sido avergonzadas alguna vez por sus
padres en redes
¿Qué tipo de papá somos en el mundo digital? El estudio arrojó 05 tipos de
comportamientos y cinco sugerencias para no cometer errores.
El Papá Adulador: Busca mantener la relación con la hija en base a
cumplidos y mensajes llenos de orgullo. Tenga cuidado, cualquier exceso es
perjudicial. Recuerde cuando era joven y odiaba que sus papás lo alabaran
frente a sus amigos.
El Papá Amigo: Opta por la horizontalidad en la relación, ser buena onda,
hacer comentarios “bacanes”. Bueno, le informamos que existen dos consecuencias
con exagerar este punto: la hija comienza a ser incontrolable o se aburre.
El Papá Engreidor: Sobreprotector, usa diminutivos y trata a su hija como
una si fuera una jarra de la dinastía Ming. Cuidado, frente a sus amigos ella
puede quedar en vergüenza y usted ser la causa. Sea engreidor en conversaciones
personales, pero no públicas.
El Papá Cool: Es el que hace reír a
su hija y sus amigos. Es divertido, es el que todo muchacho quisiera tener como
suegro pero, ojo, a veces puede hacer comentarios desubicados, lo que
automáticamente pueden invertir su imagen.
El Papá Policía: Es el papá de la vieja guardia, territorial, represivo,
competitivo y, a veces, agresivo con sus comentarios. Cuidado, está listo para
que lo rechacen o lo bloqueen.
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