La creatividad no es sinónimo de agencia creativa.
La estrategia no la ejercen solo los planners. Los medios no son equivalentes a
las agencias de medios y a los medios de comunicación tal como los conocemos.
La publicidad es muchos más grande que eso. Es una función del marketing y el
marketing es una disciplina y función de la organización. El marketing procura
generar intercambios exitosos con el mercado y la publicidad hacer notorio y
deseable el valor que la marca busca intercambiar.
Estoy seguro de que nadie es ajeno, ni en las
empresas, ni en el estado, ni en las agencias, a los cambios en la forma de
operar la publicidad. Hace cinco años, la mayor carga de trabajo se centraba en
desarrollar campañas enfocadas a incrementar la demanda o a impulsar las
ventas. Hoy, la mayoría del trabajo está enfocado en la gestión continua de la
publicidad. De campañas hemos pasado a gestionar plataformas de relacionamiento
y venta continua.
También, somos testigos de los cambios en nuestros
equipos de colaboradores: al set de publicistas, diseñadores y productores, hoy
vemos desfilar en nuestros pasillos y oficinas programadores, analistas,
estadísticos, gestores de proyectos, editores y periodistas. El registro de
nuestros servicios se ha extendido tanto que es difícil clasificar los
productos que elaboramos.
Y esto no va a detenerse. La rueda gira más
rápido.
Hace un año estuve en un workshop en el cual se
hablaba del desafío que imponía para las agencias de publicidad el hecho del
cambio de modelo de negocio y de la presión que las áreas de compras de las
marcas estaban ejerciendo en términos económicos. En esa oportunidad (que
pareciera remontarse a un pasado prehistórico) profundizamos en tres temas: el
cambio en el modelo de los negocios de nuestros clientes, el poder que estaban
tomando las áreas de compras en todos ellos y la amenaza que representaban las
empresas consultoras como Everis, PWC, Accenture y McKinsey, y sus modelos de
aproximación a los clientes, la operación y demostración de sus resultados y
tarificación de sus servicios.
Hace cinco meses me llamó un cliente que
atendíamos desde Lima, pero su operación radicaba en Santiago de Chile. Me
indica que el contrato no lo renovaría. Me subo a un avión y me explica que
contrataron el servicio de una consultora la que les recomendó operar de una
forma diferente la gestión de marketing y contenidos y eso le obligaba a llevar
su operación in-house.
Hace un par de semanas Ab InBev, anunció el
lanzamiento de DraftLine, su agencia interna. Esta ofrece servicios de
contenidos, publicidad, diseño, empaque, etc. En Colombia ya viene operando
hace más de un año su división digital llamada La Fábrica, esta provee métodos
e información para gestionar innovaciones, mejoras, experiencias en sus canales
digitales.
Accenture compra Droga5, Shakleton y otras
agencias en Europa lo que parece indicar su necesidad de agregar a sus
servicios la producción publicitaria y creativa.
Desde la irrupción de las gigantes tecnológicas
como Facebook y Google que cambiaron el ecosistema de medios hasta hoy, con las
consultoras y sus sólidos marcos estratégicos, vemos un reacomodo de fichas en
función a las necesidades de las marcas de lograr llegar de una forma más
efectiva a sus públicos.
La innovación y la creatividad se confunden en una
sola disciplina. Las buenas ideas llevadas a los formatos de relato tradicional
cada vez valen menos. El valor de nuestro trabajo radica en impactar el negocio
de nuestros clientes y esto significa que debemos atrevernos a crear artefactos
y experiencias y ponerlas a prueba.
Las agencias tenemos un gran desafío: avanzar al
ritmo de la técnica, operar de la forma en la que contribuya al negocio de las
marcas, ponernos a la altura de las soluciones que la consultoría nos exige y
ubicar a la creatividad en el rol que le toca jugar hoy.
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