Pequeña Edith
Murió la más hermosa criatura
mientras un viejo se aferra a la vida
con uñas, oraciones y comida
ruega por una victoria segura.
Todo el mundo suplicaba una cura
pero el doctor sentenció "no hay salida",
la madre cuidó a su niña vencida
por un mundo que no estaba a su altura.
El triunfo no conoce la justicia
tampoco el eón conoce la muerte.
Triunfar sobre el tiempo el viejo codicia
mas la niña supo que solo hay suerte,
que la vida es una hermosa caricia
no una lucha para caer inerte.
Anciano
Siempre se está medio vivo,
siempre se está medio muerto.
Así es la vida del tuerto,
la vida del fugitivo.
Todo relato es esquivo,
lo que fuiste será historia,
combinación ilusoria
donde recuerdos e inventos
definirán los acentos
que crearán tu memoria.
Tendido espera la muerte,
dios tiempo llora a sus pies,
reza al uno, al dos, al tres,
a la fortuna y a la suerte.
Sus lágrimas secas vierte
sobre el lecho inmaculado,
se posa el cuerpo azulado
cuyo pellejo raído
recibió el óleo. Ungido,
ya puede irse al otro lado.
El anciano abre sus ojos
le mira con boca seca,
su rostro es una gran mueca,
tumba de sus dientes cojos.
El cansancio está presente,
los párpados son persianas
que impiden a sus ventanas
absorber la luz consciente.
¡Todo falla, todo falla!
Reclama el tiempo impotente
¡Préstale ayuda al demente!
¡Morirá en esta batalla!
La muerte al viejo ha besado
prudente, cortés y amable,
la certeza es implacable,
tic-tac está condenado.
Las verdades como el asma
se funden en el suspiro,
tinta blanca en el papiro,
reflexiones de un fantasma.
En resumen, la ecuación:
la idea de un gran futuro
que se arrima al dios seguro
no es más que una sensación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario