Cómo quisiera que mi cuaderno con tapa de motivos árabes y papel crudo no se canse de recibir mis pensamientos tristes.
Cómo quisiera que el arrogante de papel negro unido como acordeón pudiera desplegarse hasta el infinito para recibir los dibujos de los símbolos que sigo descubriendo.
Cómo quisiera que los contenedores de tapa amarrada con cintas elásticas pudieran contener todas las libretas con todas las reseñas de todos los libros que leo y no quiero olvidar.
Cómo quisiera que el que soporta todos los recuerdos de mis sueños intermitentes tuviera más paciencia.
Cómo quisiera que la libreta que me sirve para delinear algunos experimentos agregara páginas en blanco para incentivar mi creatividad de forma permanente.
Cómo quisiera tener el ímpetu de los primeros días cuando fabricaba mis propios cuadernos y en ellos plasmaba mi ideas y sentimientos juveniles.
Cómo quisiera seguir siendo joven con la madurez que me han dado los años y las letras que he vertido.
Cómo quisiera que ese cuaderno de papel liso y sofisticado se mantenga arrogante para recibir mis apuntes profesionales.
Cómo quisiera que tú, el más humilde de todos, con el que comencé a desquitar mis rabias y penas, donde reconocí el amor y la carencia, regreses de donde estés para recordar que todo lo que escribo sigue siendo nuevo y lo mismo a la vez.
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